Para la religión judía, la Pascua, es una festividad solemne que celebra la libertad del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto.
Es una de las festividades más importantes del calendario hebreo y dura ocho días, a partir del día 15 del mes hebreo de Nisán, que en nuestro calendario moderno correspondería con la última parte del mes de marzo y la primera del mes de abril.
Al caer la noche los observantes y tradicionalistas iniciarán la festividad con una abundante cena ritual o "seder", de acuerdo con un antiguo mandamiento bíblico que recomienda a los creyentes: "Recordad en todas las generaciones la liberación como si vosotros mismos hubieseis sido esclavos en Egipto".
La celebración consta de una serie de ritos hogareños, en los cuales, se conmemora no solo la liberación del cautiverio de los judíos, liderada por Moisés, sino también la transformación de su conciencia como nación libre.
Durante la Pascua, está prohibido comer alimentos con cereales o fermentados con levaduras, esto se debe con fin de recordar el episodio que narra el Éxodo en el que los israelitas escaparon de la esclavitud dirigidos por Moisés a toda prisa y sin poder esperar a que subiera y se horneara la masa del pan.
Así, es que los judios en estas celebraciones comen el pan ázimo llamado en hebreo "matzá", que se prepara con sólo harina y agua, y cuya mezcla se mete casi inmediatamente en el horno.
De echo los primeros panes del pueblo judío no contenían levadura o fermento alguno y no fue hasta el contacto con los egipcios que aprendió la nueva manera de cocinar el pan.
Por mucho tiempo el pan ácimo fue el único que conocía la humanidad; se preparaba con harina integral y se cocinaba poniendo la masa sobre piedras calentadas al sol o cenizas calientes.
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