Es un periodo de
cambio, del tránsito de la sociedad de la baja Edad Media a la Moderna, y esta
transformación no se produjo de un modo tranquilo y sin problemas, sino que
provocó malestar y manifestaciones directas de la crisis, especialmente durante
el siglo XIV.
En cuanto a su
cronología, varía de unas regiones a otras, comenzó a hacerse presente en el
1300, pero se generalizó a lo largo de la decimocuarta centuria, siendo su fase
más aguda en el 1400.
La alta nobleza laica o eclesiástica resistió
mejor la crisis, ya que sus ingresos eran mayores y el modo de obtenerlos era
más diversificado. No ocurrió así con la pequeña nobleza, poseedora de menores
patrimonios, muchos de los cuales eran cultivados por medio de jornaleros, o
percibían rentas procedentes de censos perpetuos pagados en especie o en
moneda, expuestos, en este último caso a las despreciaciones que abundaron en
esta época.
A muchos de estos
pequeños nobles no les quedó otro remedio que vender, con lo cual, al tiempo
que disminuían unos patrimonios, otros aumentaban, ya que la inversión de
capitales en la compra de tierras era una operación segura y bastante
productiva, si se dedicaban a la producción de bienes para el comercio. De esta
operación de compra de tierras se beneficiaron grandes nobles, comerciantes,
campesinos acomodados e instituciones eclesiásticas. En definitiva, quienes tenían
capacidad de inversión.
B01 ELISEO Y B23 TOBÍAS
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