El repertorio que hoy conocemos ha
llegado hasta nosotros utilizando la vía oral como medio de transmisión, ya sea
en la intimidad del hogar o en reuniones de carácter social o religioso.
La liturgia musical,
cantada en hebreo, ha tenido como protagonista principal en ese sistema oral de
transmisión y aprendizaje al Hazán o cantor que conduce musicalmente el
servicio litúrgico. Esta improvisación como recurso expresivo en la ejecución
musical y permite al cantor un cierto margen de creatividad y de aportación
personal al desarrollo melódico dentro de la ortodoxia litúrgica. Dentro de la
tradición de la música vocal sefardí, uno de los géneros más importantes es el
de los piyyutím o himnos métricos. Los
sefardíes, la presencia instrumental se incluye en la música litúrgica con sus
propios elementos, y cuando cantan, lo hacen a veces en hebreo y a veces en
ladino (es una lenguacalco del hebreo), que se utilizaba para trasladar al
español los textos litúrgicos escritos originalmente en lengua santa y que se
creó con una finalidad pedagógica, pues el hebreo casi no se hablaba en la Edad
Media, dificultando el hecho de que los fieles entendieran el sentido de los
textos religiosos. Es por esta razón que el ladino entró en la liturgia.
La música profana, con cánticas o coplas que se cantaban en el
nacimiento y la circuncisión de un niño, canciones en las que se relatan hechos
e historias sobre reyes y princesas, canciones de amor o románticas a veces
cargadas de sentido erótico, se ha conservado cantada en ladino. El romancero es uno de los géneros más llamativos de la
literatura judeoespañola. Los romances han estado presentes en las reuniones
sociales, en las familiares, en el acompañamiento de juegos, en la celebración
de fiestas y en el duelo por la muerte.
Con las cánticas sefardíes pasa
lo mismo que con el romancero: los sefardíes llevaron consigo en la diáspora la
tradición hispana, también recibieron influencias de los pueblos con los que
convivían y de las circunstancias que les tocó vivir. Es por esto que algunas
de las canciones son de origen peninsular, otras las aprendieron en el exilio,
de musulmanes o cristianos y otras, son creaciones sefardíes nacidas de sucesos
históricos, políticos o sociales.
Los sefardíes se expandieron en un principio por los países del mediterráneo, especialmente los del norte de África. Esto permite que algunos instrumentos de percusión como la derbuka o dumbek (tambor en forma de copa, de diferentes tamaños, hecho de madera o de cerámica y actualmente de metal, muy adornado y con un solo parche); bandir o bendere (parecido a una pandereta grande, con cuerdas detrás del parche que le dan una sonoridad típica cuando se golpea); Daf (pandero de gran tamaño, con un solo parche y con cadenitas de argollas por detrás, pegadas al marco del instrumento y que cascabelean cada vez que el parche se golpea o se gira); cymbals (pequeños platillos que se chocan entre sí para que suenen y que se atan a los dedos pulgar y medio de cada mano); de cuerdas como el oud (laúd árabe); kanun (cítara turca); kemanya (instrumento turco de cuerdas, frotadas con un arco y que se coloca entre las piernas, como la viola de gamba europea); o de viento como el Nay.
B19 ESTER B09 DALILA
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