domingo, 26 de marzo de 2017

Música sefardí

El repertorio que hoy conocemos ha llegado hasta nosotros utilizando la vía oral como medio de transmisión, ya sea en la intimidad del hogar o en reuniones de carácter social o religioso.
La liturgia musical, cantada en hebreo, ha tenido como protagonista principal en ese sistema oral de transmisión y aprendizaje al Hazán o cantor que conduce musicalmente el servicio litúrgico. Esta improvisación como recurso expresivo en la ejecución musical y permite al cantor un cierto margen de creatividad y de aportación personal al desarrollo melódico dentro de la ortodoxia litúrgica. Dentro de la tradición de la música vocal sefardí, uno de los géneros más importantes es el de los piyyutím o himnos métricos. Los sefardíes, la presencia instrumental se incluye en la música litúrgica con sus propios elementos, y cuando cantan, lo hacen a veces en hebreo y a veces en ladino (es una lenguacalco del hebreo), que se utilizaba para trasladar al español los textos litúrgicos escritos originalmente en lengua santa y que se creó con una finalidad pedagógica, pues el hebreo casi no se hablaba en la Edad Media, dificultando el hecho de que los fieles entendieran el sentido de los textos religiosos. Es por esta razón que el ladino entró en la liturgia.
 La música profana, con cánticas o coplas que se cantaban en el nacimiento y la circuncisión de un niño, canciones en las que se relatan hechos e historias sobre reyes y princesas, canciones de amor o románticas a veces cargadas de sentido erótico, se ha conservado cantada en ladino. El romancero es  uno de los géneros más llamativos de la literatura judeoespañola. Los romances han estado presentes en las reuniones sociales, en las familiares, en el acompañamiento de juegos, en la celebración de fiestas y en el duelo por la muerte.


Con las cánticas sefardíes pasa lo mismo que con el romancero: los sefardíes llevaron consigo en la diáspora la tradición hispana, también recibieron influencias de los pueblos con los que convivían y de las circunstancias que les tocó vivir. Es por esto que algunas de las canciones son de origen peninsular, otras las aprendieron en el exilio, de musulmanes o cristianos y otras, son creaciones sefardíes nacidas de sucesos históricos, políticos o sociales.
Los sefardíes se expandieron en un principio por los países del mediterráneo, especialmente los del norte de África. Esto permite que algunos instrumentos de percusión como la derbuka o dumbek (tambor en forma de copa, de diferentes tamaños, hecho de madera o de cerámica y actualmente de metal, muy adornado y con un solo parche); bandir o bendere (parecido a una pandereta grande, con cuerdas detrás del parche que le dan una sonoridad típica cuando se golpea); Daf (pandero de gran tamaño, con un solo parche y con cadenitas de argollas por detrás, pegadas al marco del instrumento y que cascabelean cada vez que el parche se golpea o se gira); cymbals (pequeños platillos que se chocan entre sí para que suenen y que se atan a los dedos pulgar y medio de cada mano); de cuerdas como el oud (laúd árabe); kanun (cítara turca); kemanya (instrumento turco de cuerdas, frotadas con un arco y que se coloca entre las piernas, como la viola de gamba europea); o de viento como el Nay. 












B19 ESTER B09 DALILA




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