En la víspera de esta gran fiesta la novia tiene que darse un baño ritual
para purificarse llamado mikve y
darle al rabino un certificado para poder celebrar la boda. Hay que tener claro
que no está permitido celebrarlas en días festivos
religiosos ni en el Sabbath.
Estas ceremonias se realizan en una Sinagoga bajo un dosel blanco llamado “jupá”, simboliza la nueva familia que
se va a crear recordando así las antiguas casas judías. Debajo de este velo se
encuentra el rabino que primero invita al novio a que suba con él, después a
los familiares y por último a la novia. El oficiante de la boda, el rabino, recita
las sheva bejarot (siete bendiciones).
Después llena una copa de vino que los prometidos compartirán y posteriormente
el marido le otorgará un anillo de oro a su esposa que lo pondrá en su dedo
índice, pronunciando a la vez estas palabras:
«Tú me eres consagrada por este
anillo conforme a la ley de Moisés y de Israel»
Después la mujer realizará la misma acción, este acto simboliza la toma del
matrimonio. Se hace el certificado
matrimonial o la ketubá, debe ser firmada por los novios y por dos testigos
para asegurar que estos no comparten ninguna relación familiar. Son cubiertos
con un manto, desde allí escucharan las oraciones restantes y las siete
bendiciones. Cuando estas se terminan el novio rompe el vaso de donde han
bebido el vino, recordando la destrucción del Templo de Jerusalén para recordar
que todos los matrimonios pasan por malos momentos pero hay que superarlos.
Cuando
ya están oficialmente casados, previamente deben estarlo por lo civil, se suben en unas sillas y son llevados en volandas por los invitados mientras que
intentan estar los suficientemente cerca para darse un beso. Después hay una
recepción y un banquete con música y baile que termina cuando se vuelven a
recitar las siete bendiciones.
B13 Miriam y B20 Judit
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