martes, 28 de marzo de 2017

LA AMENAZA OTOMANA

En los inicios del siglo XI un clan seminómada turco, se había trasladado desde el noroeste de Persia hacia el oeste. Sustituyeron a los selyúcidas en una batalla contra el Imperio mongol siendo decisivos para la victoria turca. El sultán Kaikubad I, como recompensa, le entregó a su líder Ertoğrül una pequeña área montañosa en el noroeste del imperio. Ha si nació el Imperio Otomano.

Los otomanos impusieron su poder conquistando los débiles territorios que quedaban del imperio romano. El imperio ganó más importancia al ayudar por segunda vez al Imperio Otomano cuando el regente bizantino y clérigo Cantacuceno pidió auxilio, cuando el reino de Serbia atacó Salónica en 1349.  Cantacuceno volvió a forjar una tercera alianza con los turcos para que le ayudaran en una guerra civil. Este les prometió  la posesión de una fortaleza del lado europeo del estrecho de los Dardanelos. Poco después exigió la devolución de lo que les había entregado y estos se volvieron en contra de Constantinopla.



 Durante el gobierno de Juan V Paleólogo procuró mantener alejados a los turcos pagando tributos anuales para mantenerlos lejos de los territorios bizantinos. Pero la cosa se agravó cuando el rey murió y accedió al poder Manuel II Paleólogo, en desacuerdo con el sultán otomano Beyazid I. Primero exigió un distrito de mercaderes turcos en la ciudad, el monarca se negó y el otro cercó la ciudad por tierra. Más tarde, siete meses concretamente, fue permitido. El sultán convocó una asamblea para demostrar a los reyes cristianos que iba a hacer si se oponían a su poder. Manuel II Paleólogo denegó el ofrecimiento creyendo que iba a ser asesinado. Esto provocó que enviara de nuevo a un ejército que saqueo a las aldeas adyacentes de la ciudad y sin dejar a nadie vivo.


En los siguientes veinte años Constantinopla se quedó libre de la amenaza otomana. Definitivamente empezaron el ataque final para conquistar la urbe el 7 de abril de 1453. Primero sitiaron la ciudad. Bombardeaban diariamente en dos frentes y  contaron con numerosos asaltos. El 29 de mayo de ese año el sultán que estaba al mando del imperio, Mehmed I, lanzó el ataque final acabando con la larga guerra. Entró en la ciudad y convirtió Santa Sofía en mezquitas y durante tres días, tal y como lo prometió, se produjeron saqueos, torturas, violaciones y asesinatos. Pasó a ser capital del Imperio Otomano y Mehmed I se declaró emperador romano.



B13 Miriam y B20 Judit

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