A pesar de que Purim es considerado uno de los días más alegres del calendario hebreo, los judíos tienen la obligación de ayunar y orar en la víspera, en recuerdo de los judíos persas que ayunaron ante el inminente conflicto que podría haberlos llevado a su exterminio.
Tras el ayuno, se hace un gran banquete en el que se acostumbra a beber vino y recitar cánticos.
La fiesta de Purim ha sido siempre muy apreciada por el judaísmo; algunos han argumentado que cuando se olviden todas las obras proféticas y hagiográficas, el Libro de Esther todavía será recordado, y por lo tanto la festividad de Purim seguirá siendo observada.
Del mismo modo que Janucá, Purim tiene un carácter más nacional que religioso, y su condición de festividad tiene un nivel menor al de las de la sagrada Torá. Por lo tanto, las transacciones de negocios e incluso el trabajo manual se permiten en Purim, aunque en algunos lugares se impusieron restricciones sobre el trabajo.
B25 DANIEL Y B06 ISAÍAS
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