TÍTULO Y PROCEDENCIA:
El cuento se llama: “¡Alabado sea Dios, que nos ha dado la muerte!”,
procede de España y explica la morada de la vida, muerte y sepultura.
RESUMEN:
Había una vez un hombre que siempre estaba sentado solo sobre una piedra en
un bosque donde se hallaba un cementerio en el que el espeso follaje no dejaba
pasar la luz. Un día un niño llamado Kivé Castallio apareció jugando entre las
tumbas, tenía un inmenso parecido con su difunto hijo. El anciano le empezó a
contar una historia sobre un hombre que creía ser algo que no era, vivió
momentos de felicidad y de infelicidad. Ya después de un montón de
años se había cansado de vivir y solo ansiaba llegar a la muerte para alcanzar
el descanso eterno. Realizan un gran funeral al que acude todo el pueblo
considerándolo como una despedida a la que después le va a llevar al reino de
los cielos.
COMUNIDADES JUDÍAS EN ESPAÑA:
En España las comunidades judías, concretamente sefardíes, se encontraban sobre todo en ciudades
importantes como Segovia, Toledo, Ávila, Sevilla… Ellos residían en juderías
apartadas de los cristianos ya que eran considerados un peligro y se les discriminaba
por su religión. Su mayor época de oro en España fue en el periodo de
Al-Ándalus. En este país aportaron numerosos avances en diversas ciencias que
hoy en día se lo agradecemos a ellos.
INFORMACIÓN CULTURAL:
En este caso en este cuento nos habla sobre los funerales judíos y como se
hacían. La persona que agonizaba antes de morir recitaba la Schema, una oración para estos
momentos, y recitaba los trece artículos de la fe. Cuando ha terminad toda la
gente que hay a su alrededor recitan un salmo. Al morir la persona hay que
esperar un cuarto de hora, después se le ponen los brazos a lo largo del cuerpo
y los puños formando un sch, shadai.
Se le envuelvo con una mortaja y se le enciende una vela encima de la cabeza,
si estas en un espacio cerrado se abre cualquier ventana para dejar que el alma
se valla en paz.
El día que la persona es enterrada yace sobre una tabla vestido con la
camisa de muerto, el talar y la cofia blanca sobre la cabeza. Los familiares y
amigos se van acercando a su ser querido y le tocan el dedo gordo del pie
mientras le piden perdón. Los hombres entonan el Joschef Bessesser, un canto que acompaña al muerto en su última
morada. Cuando termina se lo llevan lentamente en la tabla con los pies hacia
delante. Llegando a la tumba todos se ponen en círculo alrededor y los
parientes cercanos recitan unas palabras mientras que se rompen el lado
izquierdo de sus vestimentas. Después el rabino pronuncia su sermón y al acabar
bajan al muerto a la tumba, poniendo su cara hacia el lado de levante. Al finalizar
los parientes y amigos al salir por la puerta cogen un puñado de hierba y
pronuncian las siguientes palabras: “No
olvides que eres polvo”. Las personas que van a visitarle dejan una piedra sobre la tumba porque es una de las primeras cosas de la creación y simboliza que la vida es eterna.
Unos de los cementerios más famosos de esta religión es el de Praga, cuenta con más de 100.000 judíos enterrados allí. Se trata de un cementerio sencillo que se caracteriza por tener sus tumbas muy pegadas y con doce capas de judíos enterrados, allí se conserva una de las más antiguas Sinagogas. Otro de los más reconocidos es el de Berlín, localizado en Weibeense. Se trata del más grande de Europa con 115.000 lápidas.
B20 Judit
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.