Los oficios en la edad media eran muy variados y
algunos de estos se condicionaban. Los más comunes eran.
Canteros: Trabajaban en las canteras consiguiendo piedra
para las herramientas, armas y joyas.
Alfarero: Hacía vasijas de cerámica, platos, etc.
Ebanista: Trabajaba la madera para hacer muebles, mesas, sillas
y otros utensilios.
Titiritero: Usaba las marionetas para divertir a los
plebeyos y a los nobles.
Juglar: Cantaba y contaba diferentes historias con ayuda
de un laúd que es una especie de guitarra.
Molinero: Trabaja en los molinos para hacer harina, con la que
luego trabajaba el panadero.
Quesero: Hacía y vendía quesos que él mismo fabricaba con
leche de vaca y oveja.
Panadero: Hacia el pan con la harina que le compraba al molinero
y lo comerciaba.
Mercader: Comerciaba con productos que compraba tanto en
su ciudad como en otras.
Herrero: Trabajaba el metal creando herramientas, armas y
otras materiales.
Los gremios eran una agrupación de personas que tenían el
mismo oficio y que solían tener un santo patrón. Estas agrupaciones se formaron
para proteger los intereses que tenían, estableciendo precios sin competencia y
controlando la calidad de los trabajos. Por este motivo, entre los artesanos de
un gremio no había nunca competencia. Los gremios se preocupaban por la
formación de nuevos artesanos, siguiendo la tradición, o experimentando con
nuevas técnicas. En la Edad Media, los miembros de un mismo oficio agrupados en
un gremio solían vivir en la misma calle. La importancia de los gremios fue creciendo
hasta llegar a controlar gran parte de la economía de las ciudades. La
finalidad era asegurar sepultura digna a los cofrades, convirtiendo las
diferentes iglesias de la ciudad en sedes. Dentro del gremio había una jerarquía,
primero eras aprendiz, luego eras un maestro, después eras oficial y por último
te finalizaba el contrato.
C04 JACOB
C25 SAMUEL
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