A
partir del siglo XII, los caminos se hicieron más seguros y se trazaron y
construyeron nuevas vías. Los comerciantes de toda Europa empezaron a viajar y
a reunirse en las grandes ferias, mercados periódicos de dimensiones
considerables, donde se compraban y vendían grandes cantidades de productos.
Así,
algunas ciudades señalaron unos días especiales para realizar estas ferias, de
las cuales las más famosas eran las de Champagne. Las ciudades, los monarcas y algunos señores
locales, interesados en el crecimiento del comercio, promulgaron leyes para
proteger a los mercaderes.
Para
las largas distancias, el comercio marítimo adquirió más importancia que el
terrestre, debido a la mayor capacidad y velocidad de los barcos.
La
primera gran ruta marítima se abrió en el Mediterráneo. Ciudades como Venecia,
Génova, Marsella, Barcelona y Valencia comerciaban con los puertos de Oriente Próximo
y con el Imperio bizantino. Importaban productos de lujo y exportaban tejidos,
armas y herramientas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.