CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES

En el Siglo XI finalizaron en Europa las invasiones normandas y con la  implantación de las dinastías normandas, junto con los pactos entre señores feudales (Tregua de Dios). Permitió recuperar  la libre circulación de personas y mercancías en Europa occidental.

Con la expansión agraria en Europa, se introducen nuevas técnicas y métodos de cultivo, como  la rotación trienal y el uso de estiércol,  nuevos instrumentos agrícolas, el  arado de vertedera y el uso de la collera en los animales de tiro, junto con la utilización  de molinos de viento y de agua para moler el grano, dan lugar al aumento de la producción.

Este aumento de la producción agraria, permitió mejorar la alimentación y la resistencia a las enfermedades, por lo tanto se originó un crecimiento de población en Europa (de 45 millones de habitantes en el siglo XII a 75 millones en el siglo XIV).

Las ciudades renacieron gracias a la recuperación del comercio, en las  abadías y en  los castillos había excedentes agrícolas que podían vender,  convirtiéndose en centros de intercambios para los comerciantes y artesanos.
Junto a estos centros de intercambio, se crearon nuevos barrios o burgos, que crecieron  y formaron nuevas ciudades. Estas ciudades se convierten en dinámicos centros económicos, gracias a la llegada de numerosos artesano, comerciantes y humildes campesinos que abandonan sus tierras, buscando nuevas oportunidades de trabajo. Surge un nuevo grupo social conocido como la burguesía.

Estos hombres y mujeres ya no se dedican al cultivo de las tierras, ni están sometidos a la presión de los señores feudales. ahora son pequeños artesanos, mercaderes y grandes comerciantes. Muchos de ellos empresarios, que ven aumentar sus riquezas, gracias al desarrollo del comercio.

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