La persecución de los judíos durante la Edad Media fue un hecho corriente. Generalmente se basó en el pretexto de que los judíos merecían ser perseguidos porque eran la raza que había negado y crucificado a Jesucristo, fundador de la religión cristiana. Semejante acusación sirvió para enardecer a las sociedades medievales supersticiosas en las que, además, había otros motivos que explicaban el odio a los judíos.
Por ejemplo, durante mucho tiempo fueron los únicos prestamistas y ocuparon una posición destacada en el comercio, lo que llevó a que la gente les debiera dinero y a que durante mucho tiempo no ocuparan una posición clara en la sociedad mayoritariamente rural de la Europa medieval. Los judíos se congregaron en las ciudades y practicaron su propia religión y ritos. Pese a que en términos comparativos eran pocos, llamaron mucho la atención, a menudo por su vestimenta.
No se conoce con precisión el número de judíos que había en Europa. Inglaterra tenía una población relativamente pequeña, tal vez entre 2500 y 3000 judíos, lo que representa uno de cada mil habitantes. Había una mayor cantidad en el sur de Italia, España, Francia y Alemania. En el sur de Europa los judíos desempeñaban una importante función como intermediarios culturales e intelectuales entre el mundo musulmán y el cristiano.
El entusiasmo religioso de la Alta Edad Media produjo un brote de intolerancia contra los supuestos enemigos del cristianismo. Aunque esto fue evidente en las cruzadas contra los musulmanes , los cristianos también se ocuparon de buscar a los enemigos en casa, persiguiendo a los judíos en Francia y en el área del Rin durante la primera cruzada.
El Cuarto Concilio de Letrán de 1215 decretó que los judíos debían usar ropas que los distinguieran de los cristianos. El mismo concilio fomentó el desarrollo de los ghettos judíos, o recintos amurallados, no para protegerlos, sino para aislarlos de los cristianos. Las persecuciones y la nueva imagen del odiado judío alentaron una tradición antisemita que llegó a ser una de las peores contribuciones de la Europa cristiana al legado occidental.
En su intento por explicar los horrores diseminados por la muerte negra, las comunidades cristianas medievales buscaron chivos expiatorios. Al igual que en la época de las cruzadas, se culpó a los judíos de envenenar los pozos y, por consiguiente, de esparcir la plaga. Este fragmento ofrece una narración de la forma como los cristianos de la ciudad de Estrasburgo, del Sacro Imperio Romano, trataron a su comunidad judía. Al parecer, los dividendos financieros también fueron un importante motivo para el asesinato de los judíos.
A12 Ezequiel
A03 Malaquías
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