El Estado Moderno surgió entre los siglos XVI y XVII, cuando
los reyes aprovecharon la crisis del feudalismo para retomar su poder, y su
proceso de aparición se aceleró en el Renacimiento, con grandes
transformaciones en la forma del gobierno y en la forma de poseer el poder.
Este proceso estuvo respaldado por la burguesía, que era una clase social que
se fue fortaleciendo con este tipo de Estado. El Estado moderno tenía
identidad, estaba organizado, estructurado y era formal; era reconocido
políticamente por esto y el poder estaba centralizado. Su formación tuvo varias
consecuencias a nivel político, económico y social.
A partir de los siglos XIV y XV, los reyes europeos empezaron
el proceso de creación del Estado moderno, al comenzar a centralizar el poder y
control sobre sus tierras. Aprovechando la crisis en la que se encontraban los
señoríos tras las guerras, hicieron pactos con los señores feudales para
recibir sus tierras a cambio de algún privilegio, o si no tenían que
reconquistarlas mediante guerras sangrientas. Los reyes fueron
"ayudados" en este proceso por los burgueses que deseaban la
desaparición de los señores feudales, ya que se veían perjudicados por la
condición de vasallos de estos y la economía feudal.
Sin embargo, el surgimiento del Estado moderno no significó
una ruptura total con las estructuras políticas medievales porque la forma de
gobernar del feudalismo mantuvo su poder político sobre las masas rurales, de
tal manera que “El absolutismo fue esencialmente eso: un aparato reorganizado y
potenciado de dominación feudal, fue el nuevo caparazón político de una nobleza
amenazada” (palabras de un distinguido noble de la Edad Media). No obstante está
claro que, con el Estado moderno, surgieron formas nuevas de gobernar.
A finales del siglo XV la autoridad de la monarquía y la
unidad política se consiguieron estabilizar.
C04 JACOB
C25 SAMUEL
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