jueves, 30 de marzo de 2017

Universidades

La necesidad de obtener conocimientos potenció el desarrollo de escueles, sobre todo las episcopales que eran dependientes de los obispos y, urbanas controladas por los gobiernos de las ciudades.
   Pero el deseo de los profesores y estudiantes de enseñar y aprender más libremente, sin el control de las autoridades religiosas o municipales, dio lugar a la formación de corporaciones independientes de profesores y alumnos llamadas universidades.
   Sin embargo, muchas universidades se fundaron también bajo la protección de los monarcas o de la propia Iglesia, que deseaban otorgar instituciones, que atraían a los mejores pensadores y científicos.
   Los profesores utilizaban: Los libros, un pupitre, una lámpara d sebo, un candelabro, tinta, una regla, una mesa, una silla, una pizarra y una tiza.
   En las universidades se enseñaban los llamados saberes clásicos: El trivium (gramática, retórica, y dialéctica) y el quadrivium (geometría, aritmética, música y astronomía). Además se desarrollaron los estudios de medicina, derecho, arte, poética y teología.
   Los estudios universitarios eran largos y caros. Las personas acomodadas eran las que se dedicaban a estudiar aunque también se fundaron instituciones benéficas para ayudar a los estudiantes universitarios.
   La vida urbana, el aumento de la educación y el contraste de la clases sociales que se producía en la ciudad plantearon nuevas necesidades religiosas que no podían resolver los monasterios aislados en el campo.
   La Iglesia tenía dos misiones: dar respuesta a una población mucho más educada que leía y se formulaba preguntas también ofrecer ayuda a los más desfavorecidos, cada  vez más numerosos en las ciudades.
   Además, a partir del siglo XII, el Papa de Roma se había convertido en un poder no solo religioso, sino político que disputaba su primacía sobre el propio emperador.
   La Iglesia deseaba mostrar, a través de edificios enormes y hermosas obras de arte, su poder y su superioridad y reflejar en ellas el reino de los cielos, que les era prometido a los buenos cristianos.
 
                                                                                                        B01ELISEO Y B23TOBÍAS
 

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