Una función esencial de los núcleos urbanos era el mercado.
Los
campesinos
acudían con sus productos agrícolas y ganado para vender. Con los beneficios de
la venta adquirían productos artesanos: vestidos, zapatos, tijeras, cuchillos o
toneles para vino.
También iban mercaderes,
unos a vender productos que no se encuentran en la ciudad, como la sal, y otros
a comprar ganado o productos artesanales para luego venderlos en la ciudad.
El día de mercado lo aprovecha la gente de los
alrededores de la ciudad para ir al barbero, sacarse una muela o encargarse un
traje para la boda. También es el lugar en el que se enteran de las noticias de
la comarca.
A partir del siglo XII, los comerciantes de toda
Europa comenzaron a viajar y a reunirse en las grandes ferias, que eran mercados periódicos de dimensiones considerables,
donde se compraban y vendían grandes cantidades de productos.
Algunas ciudades señalaron unos días especiales
para realizar estas ferias, de las cuales las más famosas eran las de Champagne
(Francia).
Las ciudades, los monarcas y algunos señores
locales, interesados en el crecimiento del comercio, promulgaron leyes para
proteger a los mercaderes.
B04 NOE y B07 JUDÁ
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