La condesa Mara Barovic era a la vez la Circe, la Ónfale y la Semíramis de Zagoria, una región montañosa de Croacia.Todos los hombres jóvenes y viejos, estaban a sus pies, aunque ella no fuera muy guapa.Se decía que había hecho matado a su marido durante una cacería.
La condesa era una mujer que respondía con gusto, dos de sus adoradores eran el barón Kronenfels y el otro el señor de Broda.La condesa estaba llena de deudas, por lo cual no le pertenecía nada, ni la falsa trenza que llevaba.Kronenfels y Broda eran muy buenos amigos, pero los celos por la condesa crecían día a día, hasta que un día finalmente tomaron un carácter agudo.Una noche ambos amigos se llamaron judío y se lo tomaron como un insulto y la disputa acabó con un desafío a duelo. Al llegar a su casa Broda habló con el rabino Salomón el cual le dijo que un buen judío no debe matar a nadie porque es lo que Dios dijo, a media noche cuando Rabbi Salomón llegó a casa de Kronenfels, le entregó una carta donde ponía que no quería llevar a cabo ese duelo. Él le mandó una carta donde estaba de acuerdo con él. A las seis de la mañana los dos mantuvieron su palabra y dispararon al aire.
El cuento procede de Croacia donde había comunidades judías en distintas localizaciones grandes y pequeñas, la ciudad fue como un pequeño Jerusalén.
A partir de su instalación en Bosnia y Herzegovina,pero sobre todo en Sarajero y Travnik, los judíos sefardíes pasaron a ser el elemento dominante en lo cultural y se integraron fácilmente en la vida de esta estratégica provincia otomana a medio camino entre el Oriente y el Occidente. Lo que sí constaba , a finales del siglo XIX, es que muchos de los sefardíes de la región ya han perdido su lengua y que, en 1878, cuando bosnia pasó a ser administrada por los austro húngaros, su poder e influencia se han debilitado notablemente.
B15 Elisabeth
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