sábado, 25 de marzo de 2017

Bodas judías

El matrimonio es para ellos, un ideal y un deber. Aunque en la actualidad ya no es así, antaño la elección de la respectiva pareja no era hecha por el individuo en cuestión (novio o novia) sino por la familia, generalmente, por los padres o abuelos, quienes escogían el futuro cónyuge de su hijo o hija, eso sí, siempre entre judíos, dentro de la comunidad judía. Este tipo de elección de la pareja por parte de los padres, tiene un reflejo el significado de las palabras novio "jatan" o novia "kalá", cuyo significado inicial eran el de "yerno" y "nuera", respectivamente. Lo mismo ocurría con el termino matrimonio "lehijatén", que venía a significar: unión de dos familias por el matrimonio de alguno de sus miembros. Los novios, entran en la iglesia acompañados de sus padres, de los padrinos y del resto de la familia. Según dice la tradición, las familias se colocan debajo de la "chuppah", un tipo de tienda que representa la casa en donde la pareja habitaba en tiempos antiguos. La ceremonia, que se celebra en una Sinagoga, se efectúa debajo de un palio (Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, bajo el cual se lleva procesionalmente el Santísimo Sacramento, o una imagen. Lo usan también los jefes de Estado, el Papa y algunos prelados) nupcial, llamado "jupá". El rabino  oficiante, pronuncia a la pareja siete bendiciones, "sheva berajot", bendice una copa de vino, del luego beben los novios y el rabino. Ahora el novio coloca el anillo a la novia, mientras dice unas palabras, en señal de la toma como esposa de la novia. Recíprocamente, la novia coloca el anillo al novio, como símbolo de unión. El consentimiento de este intercambio de los anillos, expresa el deseo mutuo de formar un nuevo hogar y tomarse en matrimonio. Como si de un contrato se tratase, se firma y se lee en público un documento matrimonial, la "ketubá", donde constan las obligaciones que el hombre toma sobre si como esposo, y la indemnización que deberá pagar a la mujer en el caso de que alguna vez quiera divorciarse de ella. También firman, al pie de la "ketuvá", dos testigos de la ceremonia. os nuevos esposos, cubiertos bajo un mismo manto, escuchan las oraciones finales, y el novio rompe, con un pisotón, un vaso colocado a sus pies. Este instante de pena por la destrucción del vaso, está destinado a evocar, que aún en medio de los momentos felices y de la alegría del casamiento, tenemos el recuerdo de la destrucción del Templo de Jerusalén hace casi dos mil años.


B11 Elías y B03 David

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