martes, 7 de febrero de 2017

LA DIÁSPORA SEFARDÍ

La mayoría de los judíos expulsados de España en 1492 se instalaron en el norte de África o en estados cristianos cercanos, como el reino de Portugal, el reino de Navarra o en los estados italianos. De algunos de estos lugares tuvieron que emigrar de nuevo. En el norte de África, los que fueron al reino de Fez sufrieron todo tipo de maltratos y fueron expoliados, incluso por los judíos que vivían allí desde hacía mucho tiempo, de ahí que muchos optaran por regresar y bautizarse. Los que corrieron mejor suerte fueron los que se instalaron en los territorios del Imperio Otomano.
Como algunos judíos identificaban España, la península ibérica, con la Sefarad bíblica (término tomado por los sefarditas del fenicio Span, que significa país lejano o escondido habida cuenta la gran distancia que existe entre la Península Ibérica e Israel), los judíos expulsados por los Reyes Católicos recibieron el nombre de sefardíes. Estos, además de su religión, guardaron asimismo muchas de sus costumbres ancestrales y particularmente conservaron hasta nuestros días el uso de la lengua española, una lengua que se parece bastante al castellano bajomedieval.
Los sefardíes nunca se olvidaron de la tierra de sus padres, abrigando para ella sentimientos encontrados: por una parte, el rencor por los trágicos acontecimientos de 1492; por otra parte, andando el tiempo, la nostalgia de la patria perdida.
 
ABC ZACARÍAS
 


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